Empiezan las clases: ¿libros, e-books, i-books o qué?


A algunos les pinta la nostalgia y proclaman a viva voz que «libros eran los de antes». No pocos suspiran con el recuerdo de su primer libro de lectura escolar, las horas de regocijo entre las tapas amarillas de la vieja colección Robin Hood o- en el caso de los padres más jóvenes- de «Elige tu propia aventura». Lejos quedó inclusive la etapa de digitalizar simplemente los textos, para que pudieran leerse en la pantalla o trabajar sobre ellos. Hoy la lectura no solo es digital sino también multimedia, capaz de entrecruzar diferentes lenguajes e invitar en todo momento a la interactividad.

Aunque el libro tradicional, claro está, aún sigue vivo en esta transición vertiginosa, fascinante y a veces un tanto abrumadora, hoy los los e-readers, las tabletas, los e-books y los i-books ofrecen una funcionalidad muchísimo más compleja y rica que la que podía ofrecer un texto plano. Y su potencial educativo es inmenso, como el BDS viene proclamando, explorando y aplicando desde hace varios años, en el marco de su proyecto TEC (de Tecnología, Educación y Cultura: ver publicaciones).

Mientras tanto, el mundo editorial -que trastabilla ante el sismo tecnológico- se empeña en tratar al menos de enriquecer su oferta, complementando desde clásicos tratados hasta colecciones de ficción con la más variada gama de recursos digitales: sitios web interactivos, videos, audios, animaciones, foros y chats de consulta permanente, simulaciones, canales específicos en las redes sociales, etc. Por su parte, en enero pasado el gigante tecnológico Apple anunció su acuerdo con Pearson -otro gigante, al menos en términos de contenidos educativos-, lo cual implica, ni más ni menos, que paraa acceder a ciertos títulos de Pearson en formato digital va a ser imprescindible tener un I-pad… (o un I-phone por caso, pero siempre dentro de la línea Apple). Google, por su parte, se afianza en «la nube»…

¿Quién será entonces el «dueño» del conocimiento? En la Edad Media, lo eran los monasterios y sus grandes bibliotecas. En la modernidad, las universidades y las editoriales. Y ahora, ¿lo serán las empresas tecnológicas, que no en vano cotizan tan bien en bolsa? La verdad sea dicha: a los que hemos superado las cuatro décadas, la velocidad (y profundidad) de los cambios a la vez nos supera y nos deslumbra. Basta pensar en algunos de los proyectos que se llevan a cabo en el Colegio con las tabletas que adquirió la BDS Library, los interactive boards con sus contenidos y softwares específicos, la reciente suscripción del BDS a la Tumblebook Library (una colección cuentos infantiles multimedia) o a la Enciclopedia Británica online, etc.

Sin embargo, es necesario ser cautos y, en principio, eclécticos, ya que los e-books no son multiplataforma, si no que -por el contrario- están sujetos, justamente, a ser utilizados con determinados dispositivos y no son compatibles con otros. Cabe preguntarse entonces si esto no producirá una excesiva fragmentación y, en definitiva, no atentará de algún modo contra la libertad académica. ¿Sin Apple no hay Pearson? Mmmm.

En todo caso, mientras las cosas se acomodan es bueno explorar, probar, investigar, buscar, compartir. Y seguir apostándole a la lectura en todas sus formas: ya sea con un viejo y querido libro o con una tableta de última generación entre las manos, así en la playa como en el aula. Parafraseando a Bertrand Russell -quien tuvo esta visión hace casi cien años- podemos afirmar que «Nos hallamos sólo en los comienzos del gran experimento de una educación global (…) Más que trasmitir conocimientos convenidos, debemos desarrollar hábitos mentales de carácter científico: procedimientos y modelos de pensamiento”.  

La foto ilustra la lectura desde las tablets, en la BDS Library.

2 comentarios

  • El Colegio recibió por mail el siguiente comentario de un exalumno, que agradecemos y compartimos:
    Señores Belgrano Day School
    PRESENTE
    Es realmente una satisfacción y una alegría que el libro del CENTENARIO, tenga tanto éxito. La importancia del Belgrano Day School, como referente educacional en la Argentina, es indiscutible. La cantidad y calidad de sus egresados así lo demuestran.
    Hoy me gustaría hablar del tema libros vs. i Pad o similares. Con más de 40 años de experiencia en la docencia en la Universidad de Buenos Aires ( Facultad de Ciencias Exactas y Naturales ), quisiera compartir determinadas inquietudes, que probablemente les serán útiles ( eso espero ).
    A partir del momento que aparecieron las computadoras de mesa, con el acceso a base de datos, los alumnos dejaron de asistir y retirar libros de la Biblioteca Central. Esto trajo como resultado la absoluta falta de criterio en la elección de determinados parámetros, en la resolución de problemas.
    Al perder la capacidad de leer, lo que se observa desde uno años al día de hoy, es la falta de comprensión de texto. Esto se traduce en que ni siquiera entienden los enunciados de los problemas en los parciales. Los exámenes finales son aún peores. Al tomar oral no comprenden las palabras habladas.
    Esto trajo como consecuencia que la curricula en Matemática, Física y Química cayera a niveles estrepitosos.
    Como resultado de todo esto, en la Facultad de Ingeniería (U.B.A.), se creó el Departamento Psicopedagógico para ayudar a los alumnos a entender el idioma castellano tanto hablado como escrito.
    ¿ Qué deseo expresar con todo esto ?
    Atento a que la información tiende a duplicarse cada tres años y próximamente cada 2 años, no tiene sentido enseñar ningún tipo de información. Otra pregunta que nos hacemos los docentes es: ¿ que hay que enseñar ?
    Estimo que lo único que hay que enseñar es a pensar. Es un proceso muy difícil y complicado, pues implica el introducirse en los vericuetos de la mente y ver cómo funciona. Con el gran desarrollo que esta teniendo la Neurociencia, estimo que resultados alentadores están al alcance de la mano. El pensar también va a implicar entender sobre qué hay que pensar ( comprensión de textos ).
    Cualquier duda o aclaración, a vuestra disposición.

    Héctor A. Iglesias
    Clase 1962.
    P.D.: Lo antedicho no es aplicable a los egresados del BDS ni tampoco de aquellos establecimientos educacionales que siempre se han distinguido por la excelencia.
    Otro si digo: Acabo de regresar de U.S.A., donde las librerías están pasando por un momento dramático, ante las caidas de ventas. Estando pensando, y le han solicitado a los fabricantes de impresoras, impresoras extremadamente veloces, que bajen libros de la » nube electrónica «, los imprima y anille. Veremos qué ocurre.

  • Amo los libros desde que nací (mi mamá es bibliotecaria) y ahora después de muchos años de leer poco y nada y dedicarme a ser mamá volvió mi interés y sigo un programa de canal a de Silvia Hopenhaim. Aprovecho los colectivos, las esperas en los médicos y los libros con C.D. en inglés me ayudan a leerles a los chicos. También volvió mi interés por aquellos libros que en el colegio me parecieron eternos como «El inglés de los huesos». Siempre recordaré mi profesor Aduriz del Argentina Modelo que sentía los libros como si él hubiese sido el autor.
    Buenos Aires tiene librerías de todos los colores y para todos los gustos nada más hay que entrar y ver con qué nos sorprende. Moira Colombo

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