En la piel del otro
La “empatía” — la capacidad de sentir con el otro, de sintonizar sus emociones- se aprende y se cultiva. No solo es el reflejo de una de las llamadas “inteligencias múltiples” (la interpersonal), sino que su desarrollo es capaz de cambiarnos realmente la vida. La propia y la ajena.
Más allá de los aprendizajes tradicionales
Ámbitos como los de Trabajo Social y las Tutorías , por ejemplo, suelen resultar muy adecuados para la práctica de acciones empáticas, en favor de la sociedad en general. En este marco, los alumnos de M1 junto con sus tutores, Profs. Zully Elizalde y Osvaldo Grande, y la psicopedagoga, Lic. Carolina Herández, están abocados a dos proyectos especiales, bajo la guía y supervisión de Cilsa, una ONG con amplia experiencia en temas vinculados con la integración de personas con necesidades especiales.
El primero es la campaña “Un juguete, una sonrisa“, que se propone llegar a más de dos mil quinientos chicos que asisten a los Hogares de Día de Cilsa, con un regalo especial para el próximo Día del Niño. Los mismos alumnos escribieron una carta distribuida en todas las secciones, solicitando a toda la comunidad del BDS juguetes no bélicos, libros y juegos de mesa completos y en buen estado, que se pueden depositar hasta el viernes 4 de julio, en las cajas disponibles en el hall de entrada de cada sección.
Pasos que dejan huella
El segundo proyecto implica “poner el cuerpo” y asumir por un rato la realidad de las personas discapacitadas. Para ello, los chicos de M1 –con Zully, Carolina, personal de la organización no gubernamental y demás acompañantes adultos- recorrerán próximamente las calles de nuestro barrio, algunos con los ojos vendados y con un compañero como lazarillo y, otros, en silla de ruedas.
El objetivo es relevar las barreras arquitectónicas y demás obstáculos con los que se encuentran a diario las personas con capacidades diferentes, de manera de poder comprenderlos y prestarles ayuda solidaria, a través de distintas actividades.
En años anteriores, por ejemplo, se confeccionaron mapas texturizados (una textura diferente, por cada región geográfica del país) y se leyó y grabó un cuento, musicalizado por alumnos de Senior, todo esto para bibliotecas de chicos no videntes. En otra ocasión, se pintaron murales contra la discriminación, emplazados en la calle Mendoza (ver foto). Pero siempre la “ganancia” excede las producciones concretas. Se gana conciencia, solidaridad y el compromiso de contribuir activamente a “hacer la diferencia” en nuestra sociedad y en el mundo.
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