Internet, entre el trigo y la cizaña
La nueva vuelta de tuerca en la disputa que mantienen la revista científica Nature y la Enciclopedia Británica, a la que hace referencia un artículo publicado ayer en La Nación, reaviva una cuestión de importancia, tanto para los estudiantes como para cualqueir usuario de Internet, puesto a buscar información online. Mientras Nature se erigió como defensora de la enciclopedia virtual Wikipedia -- cuya precisión comparó con la de la tradicional Enciclopaedia Britannica- la propia Enciclopaedia... salió al cruce, alegando enfáticamente su superioridad como fuente de información segura. Pero el tema que subyace es más abarcativo.
Que Internet está llena de información-chatarra no es una novedad. Que pone a disposición de todos maravillas de información y cultura, tampoco. La cuestión es: ¿cómo hacer para separar el trigo de la cizaña, en el indiferenciado e indiferente mundo de los buscadores? ¿Qué criterios deberían tener en cuenta los internautas (estudiantes o simples curiosos) para aceptar como válida la información a la que acceden?
El primer criterio resulta obvio, pero es de crucial importancia. Como reza el abecé del periodismo, "debes chequear tus fuentes, chico". Por ejemplo, una cosa es informarse acerca de la vida del Gral. San Martín recurriendo al Instituto Nacional Sanmartiniano y otra, bien distinta, tomar datos de algún sitio ignoto y políticamente sesgado, que brinde información sobre el padre de la patria, dentro de un listado -- digamos- de "militares latinoamericanos que lucharon por la unidad continental". ¿Se entiende?
Otro tip elemental: una cosa es una punto org, otra una punto com y otra una punto gov -- oficialista por definición- aunque, la verdad sea dicha, hoy por hoy cualquiera puede ser igualmente tendenciosa o idónea. Ir a fuentes conocidas y seguras es el primer paso y el segundo, de similar importancia, es saber contextualizar los hallazgos. Algunos ejemplos pueden resultar clarificadores: para buscar una palabra en el diccionario, nada mejor que la Real Academia Española; para obtener información sobre un país, su embajada; para la actualidad, los diarios (pero habrá que ver qué diarios y tener en cuenta su línea editorial también. Es un muy buen ejercicio "leer la misma noticia" en distintos medios).
Una alternativa (utilizada inclusive en grandes bibliotecas virtuales, como en el Information Resource Center que funciona en la sede de la Embajada de los EEUU en Buenos Aires ) es recurrir en primera instancia a los libros impresos en papel -- por ejemplo, una buena enciclopedia- y ponderar allí la importancia de un determinado dato que se quiere relevar, para luego ajustar mejor la búsqueda virtual. Hoy en día, los distintos soportes de información "dialogan" entre sí, de modo que la mayoría de los libros que se publican en la actualidad incluyen sitios web entre las referencias bibliográficas. En este sentido, el proyecto de Aula virtual del BDS aspira a funcionar también como un reservóreo de sitios de referencia.
Wikipedia se promociona como una enciclopedia libre en la que todos podemos "meter mano" e inclusive editar. La Encyclopaedia Britannica, por otro lado, ostenta por detrás una legión de expertos trabajando en forma directa o como consultores. Seguramente, sea cual sea el camino de la búsqueda, será también importante mantener la mente abierta y no "casarse" con las verdades sin asegurarse primero. La duda es una buena brújula para el saber. Y las fuentes más confiables suelen brindar referencias cruzadas, es decir, se citan entre sí y tienen un importante nivel de superposición conceptual en sus contenidos.
Pero, por sobre todas las cosas, resulta fundamental desterrar la costumbre facilista, el "atajo" del copy-paste, a la hora de investigar. Sólo el ejercicio continuado y concienzudo de la lectura crítica nos puede permitir, eventualmente, separar el trigo de la cizaña y amasar un buen "pan casero", es decir, un trabajo de investigación original y rico.