Chicos frente a la pantalla: problemas y propuestas
En la edición del lunes 1º de marzo de La Nación, se publicó una nota sobre cómo el tiempo que los chicos pasan frente a la computadora y/o al televisor atenta, en alguna medida, contra la calidad de sus relaciones interpersonales (con padres, hermanos y amigos). Recomendamos su lectura.
Al respecto, reflexiona Federico Johansen, Vice Director General: “Que la tecnología, con lo maravillosa que es, está produciendo efectos secundarios no deseados está claro. Sin embargo, no tiene sentido prohibir sin más las horas frente a la pantalla. En todo caso, por los datos aportados por esta investigación, más bien podríamos plantearnos qué actividades deberíamos introducir o reforzar en la vida familiar, para conseguir que nuestros hijos mejoren sus relaciones con pares y padres.”
En esta línea, cabe recordar algunos de los tips propuestos oportunamente en el marco de la Campaña institucional “Be Web Wise!“, sobre el buen uso de las TIC (en especial, de Internet)). Por cierto, varias de esas ideas son también aplicables a la TV: que la compu (o la tele) no estén en el cuarto de los chicos, sino en lugares de circulación y uso común; que los tiempos se acoten (se puede inclusive “firmar un convenio” entre padres e hijos); compartir grandes y chicos un tiempo para mirar determinado programa, para navegar la web o jugar a un video juego tratando de dialogar y criticar el contenido de lo que aparece en pantalla; conversar acerca de qué cosas está bien que se hagan públicas (tanto en una red social como en un programa de televisión) y cuáles, en cambio, deberían ser estrictamente privadas.
En definitiva, de lo que se trata es de no dejar solos a los chicos frente a esa potente mezcolanza de valores y disvalores que circulan por los medios y en la red, que pueden abrumarlos y “anestesiarlos” desde el punto de vista socio-afectivo.
Como decimos siempre, el BDS brega por el uso transversal y generalizado de las tecnologías (incluidos los multimedios) en los procesos educativos. Pero aquí también vale el Fac Recte: obrar con rectitud, firmeza, verdadero compromiso, presencia sostenida… y amor.