El testimonio de una docente del BDS (y exalumna), peregrina
El que sigue es el testimonio de Fabiana Burgos Baranda (Old Facrectean y docente de Derecho en M&S), sobre su reciente y conmovedora visita a Medjugorge. Por la trascendencia de la experiencia contada en primera persona (y a pedido de Fabiana misma), el texto no ha sido editado. Y, pese a su extensión, recomendamos fervientemente una pausada lectura. ¡Gracias, Fabi, por compartirlo!
“Alguien quiere regalarte un viaje…»
Una tarde de marzo me hicieron esta propuesta: “Fabi, alguien quiere regalarte el pasaje para que viajes a Medjugorje. La Virgen María te llama.. …¿qué decís? ¿vas?….”Así fue cómo me invitaron a visitar esta pequeña aldea en Bosnia-Herzegovina (ex Yugoslavia), donde hace treinta y dos años se apareció a seis niños, “Nuestra Señora” –“La Gospa”– como llaman los lugareños a la Virgen María. Y desde entonces … nunca ha dejado de hacerlo…
Por supuesto, respondí que SIIIII! y pronto ¡estaba llegando a destino!
Me encontré con una pequeña aldea entre montañas, de origen campesino. Entre esas familias campesinas se criaron Ivanka, Mirjana, Jacob, Marija, Ivan y Vicka; los seis niños a los que La Gospa se apareció el 25 de junio de 1981, al pie de la montaña. Sus vidas cambiaron para siempre desde entonces… Hoy, se los conoce como los “videntes”. María se manifiesta a Ivan, Vicka y Marija, todos los días. Al resto, la Virgen, sólo se les manifiesta en determinadas fechas a lo largo de cada año. Las manifestaciones, a veces se hacen públicas y otras, no. Cuando son públicas, la Gospa da mensajes a los videntes para que los comuniquen a quien los quiera escuchar.
Medjugorje es un pueblo que ha sobrevivido intacto a los enfrentamientos armados durante la Guerra de los Balcanes. La población no duda de que la Virgen los ha protegido en aquellos tiempos en que sucedían las primeras apariciones en el pueblo y los bombardeos en derredor. La gente ahí es -casi inevitablemente – mariana y esto ha dado sus frutos. Se puede escuchar a los obreros rezando el Rosario mientras trabajan en la Montaña de las Apariciones; a los choferes compartiendo espontáneamente la oración con los peregrinos en los micros; un centro muy eficaz de rehabilitación de la adicción llamado el Cenáculo, que basa el tratamiento en la oración y el trabajo; un Centro de rehabilitación de Discapacidades fundado por uno de los sacerdotes que acogió a los videntes cuando los perseguían los comunistas, etc., etc… frutos y más frutos..
Por otro lado, hoy ya son más de treinta millones los peregrinos de todo el mundo los que han visitado la aldea. Todos llevan sus confesiones, oraciones, pedidos, angustias, alegrías, para depositarlos en el regazo de “Nuestra Señora de la Paz y de la Reconciliación”, como Ella misma se ha hecho conocer, ante los videntes.
En los mensajes, María invita con insistencia a todos a acercarnos al corazón de Dios, mostrándonos que el camino es la Paz y que a ella se llega principalmente a través de la Reconciliación. Insiste en que la oración de corazón tiene una fuerza invencible y que pueden detener hasta las guerras. Y nos invita a la santidad, a través de caminos sencillos y al alcance de todos.
¿Qué fui a hacer a Medjugorje?
Al principio, parecía que lo más importante sería ver a los “videntes” para que me contaran algo de la Virgen.
Luego, cuando los días fueron pasando, se fue tornando menos y menos importante conversar “sobre” la Virgen con los videntes, ya que la Gospa se ocupa de conversar con cada uno de los peregrinos que le abran el corazón…. Y cuando esto sucede, ya sólo se quiere hacer silencio, para escucharla a Ella…
Toda experiencia en Medjugorje es María que te habla. Y todas las palabras pronunciadas por María llevan a su Hijo Jesús. Así, todas las tardes, de lunes a lunes, con sol o lluvia, cientos de peregrinos se confiesan en todos los idiomas, y se reúnen a rezar el Rosario, a celebrar Misa, a rezar por los enfermos y a hacer adoración. Durante estas oraciones cotidianas – a las 18:40hs. – todo se interrumpe. Los cientos de peregrinos se arrodillan y en Medjugorje se “oye un silencio impresionante”… todos… de rodillas acompañan … es la hora en que María se aparece a los videntes cotidianamente … Unos minutos más tarde se retoman las oraciones, con una alegría que no sabría explicar….
Durante los diversos días allá, a mi lado, tuve una señora que rezaba en francés; al otro lado una que creo lo hacía en alemán; otro día uno que rezaba en italiano, otro en chino, en japonés, en latín, en croata … No nos entendíamos con el idioma, ¡pero nos sonreíamos! con la profunda convicción de que nos unía la fe en Dios y el amor a María. Cada uno con su diversidad, que aquí en Medjugorje, enriquece la experiencia y aviva el corazón… “¿Será así el Cielo?” parecía la pregunta que latía en nuestros corazones…
Una tarde tuve frío…una compañera de grupo me preguntó: “¿Tenés frío?”, terminaba de responder: “Sí” cuando un señor me tocó el hombro desde atrás y extendió su mano con su abrigo y una sonrisa para mí…yo lloraba y sonreía por la ternura de su gesto … y apenas pude balbucear un gracias en mi mal italiano… Él me respondió con otra sonrisa…nada más…En realidad nunca supe qué idioma hablaba, más que el idioma de su gesto …
También todos los días, algún peregrino hizo que mis oídos –y mi corazón- volvieran a escuchar aquél “Hail Mary, full of grace, the Lord is with thee…” que recé toda mi primaria y secundaria en el BDS, a las 8:15hs, en el Assembly diario.
Escuchando y rezando en inglés en Medjugorje, recordé tanto, aquellas sentidas oraciones en el patio del BDS, como la infaltable e inamovible Misa de Primer Viernes en el recreo del mediodía que –como Bernardo y Hugo Green se esmeraban en recordarnos – eran en honor al Sagrado Corazón. ¡Qué bueno fue “re-cordar” en estos días, mis primeros pasos en la fe! ¡Cuántas gracias debo dar también por quienes me ayudaron a dar esos pasos!
En resumen, esta experiencia comenzó siendo un hermoso gesto de generosidad de quien me regaló el viaje; lo que me enseñó el valor de dar gratuita y anónimamente (¡ya que ni siquiera hoy, sé quién me hizo el regalo!). Luego, antes de viajar, me descubrí portadora de los pedidos de oración y de intenciones, de quienes –por ahora- no han podido ir para allá y con esto aprendí a compartir los anhelos y dolores de los que me rodean y también a agradecer todos los dones recibidos … Y luego, allá, los susurros de Nuestra Señora de la Paz en mi corazón, me mostraron que la Paz verdadera que regala Dios, es posible. Pero, también aprendí que, no se trata de quedarnos allá; sino que –aun cuando a veces no sea una tarea fácil- la propuesta de María es : hacer de nuestros hogares , una pequeña Medjugorje.
Fabiana Burgos Baranda