El Aprendizaje Cooperativo es un método de enseñanza que consiste en la formación de grupos pequeños, en los que los alumnos trabajan como equipo, ayudándose mutuamente, para alcanzar un objetivo común. Requiere interacción, interdependencia positiva, responsabilidad individual y reflexión sobre el proceso.

Las tareas han sido diseñadas de manera tal que cada miembro del grupo necesita de los otros para alcanzar el objetivo propuesto. Esto permite fomentar la capacidad de liderazgo, de resolución de conflictos y de negociación y también estimular la generación de confianza y compromiso entre los componentes de cada equipo. Por otra parte, la responsabilidad individual es fundamental, ya que el resultado final depende de que cada uno cumpla con su parte del trabajo.

El Aprendizaje Cooperativo tiene sus orígenes en una investigación realizada por el Dr. Spencer Kagan, en 1968. Este estudio le permitió comprobar que, en diferentes lugares del mundo, niños de todas las edades adoptaban una actitud de cooperación, en determinadas circunstancias. A partir de esta experiencia, diseñó diferentes estrategias que permitían a los docentes organizar la interacción de sus alumnos en el aula. Se comprobó que, a través de la formación de equipos adecuados, estas estrategias facilitaban el aprendizaje activo y el desarrollo de habilidades sociales.

Si bien en un principio el objetivo principal de esta metodología fue ayudar en la integración de alumnos en situaciones especiales (discriminación por origen étnico, género, discapacidades, problemas de aprendizaje, etc.), estudios recientes han demostrado que el método permite también mejorar el aprendizaje de los alumnos en general, en cualquier contexto. Más aún, se comprobó que ha ayudado a promover conductas y actitudes socialmente valiosas.